Omnipotencia y Filantrocapitalismo
Por Marta Sanuy Aina, directora de la Escuela de Escritura.
Dinero, maquinización, álgebra. Los tres monstruos de la civilización actual.
Analogía perfecta. Simone Weil
Siguiendo con el empeño de averiguar cómo se llaman, quiénes son y cómo consiguieron sus fortunas los multimillonarios que van a solucionar los problemas del planeta, me encuentro repetidamente con la palabra amianto, abestos y uralita, que significan lo mismo. No me queda otro remedio que desviarme y seguirle la pista al silicato de cal, alúmina y hierro del que se calcula que ha provocado unos diez millones de muertes. El amianto es la segunda causa de cáncer, después del tabaco, según la OMS 125 millones están expuestas por sus trabajos, pero todos lo estamos fuera ya que hay trescientos millones de toneladas esparcidas por todo el mundo.
A excepción de la pólvora, el amianto es la sustancia más inmoral con la que se haya hecho trabajar a la gente; las fuerzas siniestras que obtienen provecho del amianto (...) sacrifican gustosamente la salud de los trabajadores a cambio de los beneficios de las empresas. Remi Poppe, ex diputado europeo de los Países Bajos. Y enseguida encuentro los apellidos de esas fuerzas siniestras a las que alude el diputado: la producción de amianto desde su descubrimiento a principios del siglo XX ha estado en manos de cinco familias: los Hatschek, los Schmidheiny, los Emsens, los Cuvilier y los de Cartiere, que conocían desde el principio la
peligrosidad de este y que siguen actuando con casi total impunidad, sólo 55 países tienen decretada la prohibición de su extracción importación y uso, en el
resto no se aplica ninguna restricción.
También encuentro algunas pistas elocuentes sobre los métodos, que parecen aprendidos en la película El Padrino, que las empresas del ramo utilizan para mantener activas tan tóxicas producciones. Por ejemplo el 23 de abril del 2001 Denis Hamel, director de “Abestos Institute”, envió una carta a Francisco Dornelles, por entonces ministro de Trabajo de Brasil en la que decía: Nos ha llamado la atención que uno de sus inspectores, la señora Fernanda Giannasi quien es Coordinadora de la Red Virtual de Ciudadanos para la Prohibición del Amianto en América Latina, está usando su posición en su ministerio para promover sus ideas que son contrarias a la política declarada de su país… Nosotros nos preguntamos si esta persona está asignada oficialmente por su ministerio como portavoz en las asuntos relacionados con el amianto, tomando una posición contraria a la política oficial Brasilera … nosotros pedimos respetuosamente que su ministerio tome las medidas necesarias para que la Sra. Giannasi ya no abuse de sus responsabilidades profesionales para promover sus actividades personales. El tono de la misiva, que se coló a la prensa, deja claro quien manda en las relaciones entre los magnates y el poder político, también deja claro el profundo desprecio hacia los ciudadanos y la tarea pública al aludir a “La Red Virtual de Ciudadanos para la Prohibición del Amianto en América Latina” llamándola “sus actividades privadas”, como si Fernanda Giannasi dedicara las horas de trabajo a jugar al mus y no a cumplir su deber profesional, el que no estaban cumpliendo sus compañeros: denunciar un crimen corporativo industrial multinacional.
La difusión de la advertencia de la empresa de Amianto al gobierno Brasileño indignó a suficiente gente como para que se amplificara la voz de Fernanda Giannasi
y la de “La Red Virtual de Ciudadanos para la Prohibición del Amianto en América Latina”, que han conseguido que el amianto se prohiba en varios de los estados del Brasil, entre ellos el meridional estado de Sao Paulo donde se concentraba el 70% del consumo. Las amenazas de muerte contra esta ingeniera todavía siguen, ha hecho mucho daño a los poderosos, pero ella dice que le tiene más miedo al amianto.
Hasta ahora las asociaciones de víctimas del amianto han ganado una importante batalla: El 13 de febrero de 2012 Stephan Schmidheiny fue condenado por el Tribunal de Turín a 16 años de prisión y al pago de 100 millones de euros por la muerte de miles de personas por enfermedades relacionadas con el amianto de su empresa, Eternit, en Italia. El 3 de junio de 2013, la sentencia pasó de 16 a 18 años de prisión. Stephan Schmidheiny era completamente consciente en 1976 de los estudios epidemiológicos sobre la relación causal entre aspirar las fibras de amianto y las enfermedades, dijo el tribunal. La sentencia final está prevista para 2014 en Roma. Pero Stephan Shmidheiny, magnate suizo residente en Costa Rica, exdirectivo de Nestlé y de la Unión de bancos suizos, uno de los hombres más ricos del mundo, no es conocido públicamente como un asesino, sino como un filántropo de primera fila. Aunque ya convertido en filántropo incurriera en conductas tan poco admirables como pagar a María Cristina Bruno 2500 euros al mes, de 1984 al 2005, por infiltrarse en la asociaciones de afectados por el amianto. Quizá se considere malintencionada la sospecha de que su afán por arreglar el mundo es una argucia para eludir en el futuro el pago de las indemnizaciones a las víctimas que se van a seguir produciendo (el periodo de latencia de las enfermedades causadas por el amianto es de 20 a 50 años y el número de muertos va a seguir aumentando). El propio Shmidheiny hablando del asunto en su página web decía: "Tomé la decisión de no utilizar más amianto basándome en los problemas de salud y ambientales asociados a ese mineral. Pero también tuve la impresión de que, en una época de creciente transparencia – así como de preocupación por los riesgos para la salud – sería imposible desarrollar y mantener un negocio de éxito basado en el amianto. Esa intuición hizo que comenzara a considerar seriamente la relación entre los negocios y la sociedad. Fue un periodo doloroso, pero también una preparación de valor inestimable para mi posterior dedicación a una posición de liderazgo en asuntos relacionados con los negocios y la sociedad". (1)
A los omnipotentes el lenguaje también los delata. Y lo de los negocios y la sociedad lo repite dos veces.
AVINA Y Ashoka
Todos los poderosos hablan al mismo tiempo de filantropía y de hacer negocio con la sociedad. Lo cual me sugiere sólo una pregunta: ¿Qué más quieren los ricos de los pobres? Busco y la respuesta es simple: quieren lo de siempre, más dinero. Su insaciable borrachera numérica les ha llevado a la conclusión de que cuatro mil millones de personas que no pertenecen a la economía formal serán sus clientes si se les arrebata la
autosuficiencia, la tierra sobre todo. Para llegar hasta ellos tienen un plan: penetrar en los movimientos sociales y que las corporaciones que trabajan en cooperación sean las que introduzcan los productos de sus multinacionales en ese extenso mercado. La Coordinadora de Operaciones Internacionales de Ashoka, Europa, lo explica así en una entrevista: "Uno de nuestros modelos son las cadenas híbridas de valor, que ponen en
contacto a los Emprendedores Sociales y grandes o medianas empresas. Para las empresas, el mercado potencial que ofrece la población que está viviendo con menos de dos dólares al día, lo que llamamos la base de la pirámide, en temas de energía, vivienda, alimento, etc. es de cuatro trillones de dólares. Por tanto, la oportunidad de mercado para esas empresas es brutal, y ellas lo saben. Pero no saben acceder a ellas. Los Emprendedores Sociales trabajan con esas poblaciones y su labor es acercar a la multinacional hasta ellas, mientras salvaguardan los intereses de éstas (…) Nosotros vamos a aprovechar toda la fuerza del mercado para conseguir la transformación social. Los emprendedores Sociales son muy flexibles y pragmáticos". (2)
Lo que esta señora llama "aprovechar toda la fuerza del mercado para conseguir la transformación social" significa comprar luchas sociales financiando encuentros, viajes, conferencias, campañas, etc. y en otros casos pagando directamente un sueldo durante tres años al menos, mes a mes, en torno a 1.500 € al mes (3) para que los líderes sociales, transformados en mercenarios, vendan sus productos. AVINA y Ashoka son dos agencias filantrópicas transnacionales, estrechamente ligadas, que se proponen cambiar el mundo. Ya tenemos el gusto de conocer al presidente de
AVINA, Stephan Shmidheiny, un filántropo/genocida (genocidio fue la palabra que utilizó el juez para aludir al crimen por el que fue condenado y que fue descrito como “desastre ambiental doloso permanente y omisión dolosa de medidas de seguridad para los obreros”). Ya vimos en otros casos esa capacidad de los millonarios omnipotentes, que pueden llevar a cabo alternativas mutuamente excluyentes. En Ashoka son mucho más abstractos e impersonales, figura como fundador Bill Drayton y como socios Banca Cívica, Banca JP Morgan, Banco Goldman Sachs, Banco Interamericano de Desarrollo, BBVA, Boehringer Ingelheim, Caixa Catalunya, Citibank, Danone, Departamento de Estado de EE.UU, Departamento de Vivienda y Desarrollo Urbanístico de EE.UU, Deutsche Bank, DKV Seguros, eBay, ESADE, Exxon Mobil, Fundación Bankinter, Fundación Botín, Fundación Coca-Cola, Fundación Ford, Fundación Gates, Fundación Hewlett, Fundación Kellogg, Fundación Rockefeller, G-20, General Electric, Google, Grameen Bank, Grupo Norte, Grupo VIPS, IE Business School, IESE, Latham & Watkins, McKinsey & Co, Nike, Novartis, Price Waterhouse Coopers, Telefónica, Unión de Bancos Suizos, USAID, Zurich Seguros y un largo etcétera.
Entre otras alianzas, en 2009 Ashoka firmó un acuerdo de colaboración con la fundación Gates, accionista de Monsanto, para actuar en el mundo rural africano (plan del que ya hablé en el capítulo I). Las crisis son una oportunidad para comprar dignidades baratas y AVINA y Ashoka tienen
costumbre de comprar no sólo dignidad, también prestigio, al contado. La asociación de Víctmas del Amianto ha exigido a la Universidad de Yale que le retire el título de Doctor Honoris Causa a Shmidheiny después de que se demostrasen sus donaciones a la institución académica. Bill Drayton, fundador de Ashoka, recibió el premio Príncipe de Asturias de Cooperación Internacional 2011, anteriormente ya lo había recibido Muhammad Yunus, otro socio de de Ashoka que actualmente es investigado por desvío de fondos y que también obtuvo el premio nobel en 2006 con su proyecto de microcréditos, que cuadra perfectamente con la recapitalización necesaria de los pobres para convertirlos en negocio, y que ha causado estragos entre sus beneficiarios (4). Claro que en el jurado de esos premios Principe de Asturias se encontraba Antonio Garrigues Walker, director en España de Transparecia Internacional, paradójico nombre de la agencia de Peter Eigen un miembro del club famoso por administrar un paraíso fiscal en
las Islas Vírgenes.
También han comprado y engullido el prestigio de muchas ONGs y lideres sociales que, a cambio de su financiación, firman un compromiso vitalicio que les compromete a no hacer la menor crítica. Pero los millonarios no quieren comprar sólo el prestigio de las organizaciones sociales, quieren su imagen y su lenguaje: resulta difícil distinguir entre un activista social, un mercenario de Askoa o Avina y un anuncio de Repsol; todos ellos hablan de un mundo mejor, desarrollo para todos, logros, conquistas, armonizar la sociedad y sobre todo salvar el planeta: los mensajes de las empresas más contaminantes son los más ecológicos, sanos y verdes, ¡quién se sorprende en un mundo al revés! Los neoliberales se han caracterizado por una gran habilidad para acuñar un lenguaje que nadie entiende porque nada significa: negocios responsables, capitalismo creativo, cadenas híbridas de valor, filantropía competitiva y también por sus dotes para vaciar de significado el lenguaje y los iconos de quienes les llevaban la contraria: basta que adopten una palabra para que se infecte sin remedio: sólo hay que ver que entre las más queridas por la publicidad se encuentra revolución. Los neoliberales utilizan con el lenguaje el mismo procedimiento que en la película de "La invasión de los ladrones de cuerpos" en la que las personas son suplantadas por clónicos, han sabido suplantar nuestros campos semánticos y cada vez nos resulta más difícil significar.
Para identificar los intereses de estos magnates y sus organizaciones hay que fijarse en lo que no nombran: corrupción, soborno, fraude, especulación, evasión fiscal, déficit democrático o lobby, destrucción del territorio, derechos laborales, desigualdades de género, destrucción de la biodiversid, destrucción del tejido productivo local, derechos de los pueblos indígenas, criminalización y represión de las organizaciones sociales que se oponen a sus actividades, contaminación de aire, agua y tierra. Y en aquello que no reivindican; verdad, justicia, igualdad. El pasado 2012, Ecologistas en Acción lanzaron un manifiesto contra AVINA Y Asoka que fue firmado por más de 200 organizaciones de 23 países, mayoritariamente
latinoamericanos. Los que no las denuncien se convierten en sus cómplices y hay ausencias tan relevantes entre esas firmas como la de Greenpeace España (su filial Argentina sí firmó), CIFAES y la Universidad Rural Paulo Freire. (5)
Los planes de los poderosos cada vez resisten menos la luz de la publicidad.
Santiago Alba Rico
Las respuestas
Los proyectos extractivistas y la implantación de monocultivos llevan tiempo expulsando de sus tierras a millones de moradores, y cada vez utilizan más la violencia. La participación en los desalojos de militares, paramilitares y seguridad privada está dejando un regero de muertos, convenientemente invisibilizados, entre los que se resisten. Los que aceptan se convierten en exiliados en sus propias tierras, generalmente
a cambio de nada: Diferentes centros de estudios, organizaciones no gubernamentales, redes de solidaridad, movimientos sociales y sindicales, así como ciertos sectores de la academia, han venido realizando un trabajo de documentación y sistematización sobre las consecuencias de la expansión global de las grandes corporaciones en el marco del actual modelo socioeconómico. Estas investigaciones han servido para constatar que las empresas transnacionales no han contribuido a una mejora de la cantidad y la calidad del empleo, ni tampoco de la prestación de los servicios que ofrecen, prácticamente no han realizado inversiones en mantenimiento y apenas han favorecido los procesos de transferencia tecnológica. Y junto con las consideraciones económicas, hay también una lista de graves efectos sociales, políticos, ambientales y culturales que van de la mano de la internacionalización de los negocios de estas compañías. (8)
El Tribunal Permanente de los Pueblos (6), que juzga simbólicamente la violación de los derechos fundamentales, está centrado contra las empresas transnacionales: Coca-Cola, Anglogold, Nestlé, Unión Fenosa, Drummond, Monsanto, Chiquita Brands y Aguas de Barcelona. Hasta treinta casos fueron juzgados desde el año 2006 al 2008. En el caso de la inglesa BP, la estadounidense Oxy y la española Repsol YPF, leemos: En dicha audiencia tomaron la palabra miembros de diversas asociaciones, investigadores sociales, juristas, sindicalistas, ecologistas, documentalistas, defensores de los derechos humanos y personas afectadas por la presencia de los campos petroleros en su territorio. Y todas ellas coincidieron en acusar a las citadas corporaciones de contribuir a la destrucción ambiental, al desplazamiento de diferentes poblaciones indígenas y a la persecución y el hostigamiento a las organizaciones sociales que se oponen a las actividades petroleras (...) Todos estos casos deben ser considerados no aisladamente en su significación individual -dice la sentencia que dictó el jurado presidido por Perfecto Andrés Ibáñez, magistrado del Tribunal Supremo- sino como expresión de un muy amplio espectro de violaciones y responsabilidades, que, por el carácter sistemático de las prácticas correspondientes, configuran una situación que ilustra con claridad el verdadero papel tanto de las transnacionales europeas como de la Unión Europea, sus Estados miembros y los Estados latinoamericanos. (7)
La feminización de la pobreza
Hay un cálculo que quizá no hayan hecho los magos de las finanzas, y es el de las consecuencias que puede tener para sus planes que cuatro mil millones de personas pobres, o que simplemente llevan cientos de años viviendo al margen del capitalismo, se despierten. Porque aumentan sus violencias expansionistas, pero también están aumentando los movimientos organizativos: indígenas, campesinos, consumidores, sindicalistas, feministas, y de todas aquellas personas afectadas por su megalomanía, estamos uniendo lazos para defendernos de algo que cada vez tiene que ver menos con las convicciones y más con la supervivencia. Puede ser un sueño, pero un sueño justo, que un sólo número tuviera la capacidad de neutralizar tantos cálculos ludópatas. Los grandes proyectos que están en marcha, y que equiparan la posibilidad de sobrevivir a la endeudarse, tienen en el punto de mira sobre todo a las mujeres, motor de la economía en todas las culturas, y a quienes asociaciones como las descritas ofrecen bienes tan necesarios como agua potable o saneamientos comunitarios sin que queden claras las contrapartidas. Para calcular hasta que
punto el filantrocapitalismo pone en el centro de sus actividades a las mujeres tenemos un dato: en el 94% de los casos fueron las “beneficiarias” de los microcréditos del banquero Yunus. La impecable puesta en escena del “banquero de los pobres” parte de la idea de que le si das dinero a un pobre tiene posibilidades de convertirlo en un instrumento de desarrollo, y esas posibilidades se multiplican en el caso de que el pobre sea mujer. Estamos hablando de cantidades claramente insuficientes para crear cualquier negocio, hay muchos casos de nanocréditos de 20 o 40 dolares que inevitablemente terminan invertidos en la supervivencia, además de los intereses, que en India pueden llegar al 100% y en América Latina oscilan entre el 25% y el 90%. Estamos hablando de un dinero envenenado que ha aumentado la pobreza y además le ha añadido una de las armas destructivas preferidas por el capitalismo: la sensación de fracaso. Los resultados ya son conocidos: impacto de 0% sobre la reducción de la pobreza, ola de suicidios en el estado indio de Andhra Pradesh y difusión de los desvíos de fondos a paraísos fiscales de los usureros. (10)
Se ha demostrado con creces que Milton Friedeman estaba equivocado al decir que la única diferencia entre ricos y pobres era el acceso al capital, cada día está más equivocados puesto que el capitalismo actual, como estamos viendo, es un sistema de castas. El cuento de hadas se convierte en una historia de terror cuando nos damos cuenta de que lo que realmente plantean los bondadosos multimillonarios es el endeudamiento masivo de quienes menos tienen.
Notas
(1) http://internacional.elpais.com/internacional/2014/01/06/actualidad/1389007120_928954.ht
ml
(2) http://www.quo.es/ser-humano/maria-zapata-ashoka-espana
(3) http://www.lagarbancitaecologica.org/garbancita/index.php/globalizacion-y-qlibrecomercioq/1363-avina-y-ashoka
(4) David Roodman Due Diligence
(5) http://www.ecologistasenaccion.es/article22896.html
(6) El TPP esta integrado por cerca de 130 miembros, nombrados por el Consejo de la
Fundación Internacional Lelio Basso por el Derecho y la Liberación de los Pueblos ;
quienes son personas de una alta reputación moral absolutamente indiscutible ; en
situación de ejercer la función judicial a un alto nivel, o bien ser hombres de ciencia o
personalidades del mundo artístico, religioso, político, abogados, escritores ; expertos en
derecho internacional, Derechos Humanos, Derecho Internacional Humanitario.
(7) http://omal.info/spip.php?article5347
(8) http://www.enlazandoalternativas.org/spip.php?article73
(9) Ley 169 de la Organización Internacional del
Trabajohttp://www.ilo.org/public/spanish/region/ampro/lima/publ/conv-169/convenio.shtml
(10) http://www.rtve.es/alacarta/videos/informe-semanal/informe-semanal-muhammad-yunusbanquero-pobres/390616/
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