Incesto en Ecuador: un secreto a voces

2.400 niñas son embarazadas cada año en Ecuador, de ellas, 2.000 dan a luz; y más del 80% de estos casos son abusos que se perpetran dentro del entorno familiar o cercano. Son datos registrados por la Fundación Desafío, su directora, Virginia Gómez de la Torre, confirma que “son niñas abusadas sexualmente por sus padres, por sus hermanos, sus abuelos”.

Creo que el tema del incesto, del abuso sexual en la familia, es una cosa que mucha gente sabe pero poca gente se atreve a hablarlo. Se queda como un asunto privado, y eso hace que siga ocurriendo dentro de las familias; es como un secreto a voces que, finalmente, no tiene ninguna salida. Son las palabras de una mujer que se atreve a contar públicamente por primera vez en su vida, los abusos que sufrió de su padre y de su tío, entre los 5 y los 8 años de edad. Hoy, tiene más de 30 y logra sobreponerse al recuerdo y relatarlo. Decidió hacer un proceso de sanación personal que le permitió nombrar el delito i-n-c-e-s-t-o y ayudar a otras mujeres en su misma situación. En 2016, decidió dar su testimonio para el documental: Incesto en Ecuador, un secreto a voces

El hecho de que hable públicamente cobra una relevancia especial si se tiene en cuenta que en el Código Integral Penal del Ecuador no aparece tipificado bajo el nombre de incesto sino como violación sexual con una serie de agravantes (que sea cometida por un familiar).

El documental INCESTO EN ECUADOR. UN SECRETO A VOCES (2017) es una idea original de la Federación de Mujeres de Sucumbíos para romper el tabú y el silencio que imperan en la sociedad; desafiar la vergüenza de las familias; apoyar públicamente a las niñas y adolescentes víctimas y sobrevivientes de violaciones sexuales perpetradas por familiares; y exigir una atención diferenciada de las autoridades competentes con la puesta en marcha de una política pública y la tipificación del delito.

Es la primera vez que una organización de mujeres decide abrir un debate público en Ecuador sobre el incesto; y lo hace con un documental que recoge testimonios de sobrevivientes y entrevistas a las autoridades. La Federación representa a más de mil mujeres de ambos lados de la frontera; Sucumbíos se sitúa al norte del país y hace frontera con el departamento colombiano de Putumayo.

Su trayectoria de 16 años de apoyo a sobrevivientes de violencia de género en su casa albergue, adonde llegan colombianas y ecuatorianas, legitima la explicación que hace la directora del albergue, Amparo Peñaherrera: "Quienes estamos trabajando en temas de violencia lo hemos dicho desde hace un montón de tiempo, el continuum de violencia se hace efectivo en estas historias, mujeres que son víctimas de violencia cuando son niñas muy pequeñitas, luego cuando son adolescentes, luego cuando ya son mujeres adultas, siguen siendo víctimas de violencia. La violencia es como ese fantasma que les persigue a lo largo de toda su vida y que les alcanza, a ellas y a sus hijos. Entonces, son víctimas de violencia sexual, de violencia física, de violencia psicológica, de violencia económica, patrimonial… De todas las violencias".

El cuerpo no se olvida -dice el testimonio en el vídeo-. A veces tienes sentido de orfandad. Porque, que lo haga un extraño a la vuelta de la esquina, tú sabes que a ese tipo lo puedes odiar, golpear, puedes mandarle a la cárcel… Pero si lo hace tu padre, es demasiado complejo llegar a entenderlo incluso si eres una mujer adulta, porque rompe todos los afectos, la contención familiar, el cuidado y toda la protección. Por eso para mí es una cosa muy presente, a pesar de que ya no es tan dolorosa.

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