La sentencia contra "La Manada" mantiene el impulso feminista en el Estado español

La trascendencia de la sentencia contra “La Manada” en el Estado español es enorme y va más allá de una primera lectura crítica en contra del veredicto de culpabilidad y de la pena impuesta. Con esta sentencia, el poder judicial español envía a la sociedad - a las mujeres, más concretamente - mensajes muy negativos acerca de los principios de Verdad, Justicia y Reparación: 1. Si no ofrece resistencia, un tribunal puede interpretar que la víctima esté consintiendo la violación sexual. 2. Los hombres pueden tener acceso ilimitado al cuerpo de las mujeres. 3. Ante la violación sexual, el sistema judicial español es negligente e inexperto en perspectiva de género, con lo que se genera impunidad y se falla en la reparación a las sobrevivientes. Y 4. La palabra de la víctima no es la versión central en un juicio por violación sexual. “El círculo vicioso que hay entre impunidad y falta de reparación aumenta con este tipo de sentencias”, concluyen las abogadas de Women’s Link Worldwide.

 

El caso

EL 7 DE JULIO DE 2016 una mujer fue violada vaginal, anal y bucalmente, por cinco hombres dentro de un portal. Sucedió en la ciudad de Pamplona, Navarra, en el norte de España, en la noche de unas fiestas mundialmente conocidas, los Sanfermines.

Para el tribunal de la Audiencia provincial de Navarra, compuesto por tres hombres y una mujer, quienes hicieron pública la sentencia casi dos años después de perpetrado el crimen, lo que allí sucedió fue un abuso sexual continuado (con prevalimiento), pero no una violación sexual. Según consta, los procesados “tiraron de ella” para meterla en un portal donde la penetraron hasta seis veces “sin su aquiescencia”. El tribunal interpretó que no hubo violencia ni intimidación, y según el Código Penal español, no fue, por lo tanto, una violación sexual.

Uno de los jueces pidió la absolución de los cinco hombres por considerar que víctima y victimarios estaban de jolgorio, en una especie de orgía en medio de unas fiestas populares. Cada uno tiene una condena de nueve años de cárcel y los culpables permanecen en prisión preventiva; mientras, la defensa apela pidiendo la absolución y la fiscalía ha recurrido la sentencia.

Los culpables son el militar, Alfonso Cabezuelo; el guardia civil, Antonio Manuel Guerrero; Jesús Escudero, José Ángel Prenda y Ángel Boza. Todos rondaban los 25 años cuando ocurrieron los hechos; la mujer sobreviviente de la violación, 18. El grupo autodenominado “La manada” actuó organizadamente, se grabó mientras perpetraba el crimen y difundió posteriormente la violación a través de una red social.

Los cinco amigos se declaran hinchas del mismo equipo de fútbol, al que apoyan con actos fanáticos, según se lee en su grupo de WhatsApp “La Manada”. Como dicen las feministas, son hijos “sanos” del patriarcado; pero también es cierto que son ciudadanos que apelan a la violencia y al machismo y son, por lo tanto, un obstáculo para la construcción de una sociedad igualitaria y equitativa.

Cuatro de los cinco sentenciados en Navarra tienen juicio pendiente por agresión sexual a una mujer, en el municipio cordobés de Pozoblanco, dos meses antes de la que perpetraron en los Sanfermines. La distancia que separa Navarra de Andalucía es, aproximadamente, de 700km.

 

El análisis

Desde que se conoció la sentencia, el pasado 27 de abril, organizaciones de mujeres, feministas, mujeres jóvenes y mayores, ciudadanas de a pie… y un etcétera de miles de mujeres, entre las que había hombres, se manifiestan para mostrar su desacuerdo con una sentencia y un fallo que es emblema de la pobre calidad de la justicia española en materia de violencia de género; que no sabe y no pretende mejorar la protección del derecho de las niñas y las mujeres a una vida libre de violencia.

Desde entonces, en muchas ciudades de España hay manifestaciones en apoyo a la sobreviviente del crimen; ha habido violaciones al derecho de anonimato de la mujer; hay exigencias de cambio del Código Penal y hay, sobre todo, mucha rabia y frustración de una sociedad que repudia la revictimización.

Para ONU Mujeres, esta sentencia “subestima la gravedad de la violación”. Las organizaciones que llevan años tratando de que en el Estado español, los operadores de justicia y las leyes aprendan a sostener una perspectiva de género hasta las últimas consecuencias avanzan campañas y acciones.

 

Acciones

Una de estas organizaciones es Women’s Link Worldwide, que inmediatamente después de conocida la sentencia, solicitó a la Comisión Disciplinaria del Consejo General del Poder Judicial abrir un expediente disciplinario contra el juez Ricardo González González, por los argumentos discriminatorios y sexistas utilizados en su voto particular; el juez pidió la absolución para los cinco de “La Manada”.

El juez Ricardo González González argumentó que en ninguna de las imágenes que se aportó como prueba durante el juicio percibió “en su expresión (de la joven), ni en sus movimientos, atisbo alguno de oposición, rechazo, disgusto, asco, repugnancia, negativa, incomodidad, sufrimiento, dolor, miedo, descontento, desconcierto o cualquier otro sentimiento similar”.

Estefanny Molina, abogada de Women’s Link Worldwide, dice en entrevista con LolaMora Producciones que la sentencia está "plagada de estereotipos" y de prejuicios machistas, es misógina, discrimina a las mujeres y constituye una lectura aberrante del derecho de niñas y mujeres a una vida libre de violencia.

 

Los vacíos

La lectura que hacen los magistrados y la magistrada de la Audiencia provincial de Navarra de las pruebas presentadas (vídeo) y del testimonio de la víctima, es "androcéntrica" - dice Women’s Link – y está basada en juicios de valor más que en el derecho penal. Esto significa que, incluso con la actual distinción tipificada en el Código Penal español entre abuso sexual y violación sexual, la actuación judicial en la interpretación del delito perpetrado en Pamplona, podía haber conducido a un caso de violación sexual. El vacío es claro para Women’s Link: no se aplicó la perspectiva de género porque, en general, los operadores de justicia la desconocen.

El hecho mismo de que se haya filtrado la identidad de la sobreviviente “significa que está fallando la protección a víctimas de violencia sexual”, ya que, a fin de cuentas, el poder judicial también responde a “una situación estructural y sistemática” de ausencia de perspectiva de género y, por lo tanto, discriminatoria.

El mensaje para la ciudadanía es el de la impunidad y la falta de reparación a las víctimas en casos de violencia de género contra las mujeres; además de prolongar la revictimización de la mujer sobreviviente de la violación sexual de los Sanfermines.

Caso omiso hace el Estado español de la Convención de la ONU sobre todas las formas de discriminación contra las mujeres (CEDAW). Dice Estefanny Molina que el Estado español "incumple" todos los tratados internacionales al respecto, empezando por la CEDAW y siguiendo por el Estatuto de Estambul (que ni siquiera ha ratificado).

En los exámenes periódicos que hace la CEDAW, la justicia española suspende desde hace años. La CEDAW ha reiterado, en muchas ocasiones, que el Estado español incumple sus obligaciones, la principal - que hubiera podido conducir a una sentencia justa en el caso contra "La Manada" - es formar en perspectiva de género a las y los operadores de justicia, sean jueces, juezas, magistrados, abogados defensores, fiscales, etc.

Esta obligación no significa adoctrinar en feminismo, como argumentan algunos, sino aplicar las normas y los tratados internacionales de los que el país es signatario en materia de género. "Es obligación del Estado español dar formación a los jueces y juezas en la perspectiva de género", dice Estefanny Molina.

En el caso de "La Manada", tres jueces y una jueza que, teniendo una prueba (video) y el testimonio de la víctima - ambas cosas fundamentales en un juicio - no han sido capaces de dejar a un lado sus prejuicios porque, en definitiva, "están socializados", dice Women's Link, en el sistema machista y patriarcal. En este sentido, la actuación judicial es misógina, prejuiciada y machista. Y, por el lado de los perpetradores, ellos también son "hijos sanos del patriarcado".

 

En las guerras y en la “paz”

La violencia de género contra niñas y mujeres ocurre en países en conflicto armado y en países sin guerra; en la vida privada y en la pública; no conoce diferencias por razón de origen étnico, migratorio o de clase social. Dice Estefanny Molina que cuando la sociedad europea mira los crímenes de violación sexual perpetrados en países africanos sumidos en la guerra o en conflictos armados, la gente y los medios de comunicación los califica mucha veces de “salvajismo”, y "este enfoque es colonialista respecto a lo que se entiende por violencia sexual, porque se creería que en Europa no pasan estas situaciones de violencia extrema, como una violación grupal”.

De hecho, los avances en el cuerpo jurídico, legal y normativo internacional “no han calado en los tribunales nacionales” - dice la abogada -. La jurisprudencia internacional en casos de violencia sexual es recurrente en las justicias nacionales y hay reconocidas sentencias que sí aplicaron la perspectiva de género pero no son la mayoría. El hecho de que haya una sola, con expresiones tan vejatorias como la de ahora, denota que queda mucho por hacer”.

Por ejemplo, los avances logrados en las últimas décadas gracias a la lucha constante de las mujeres para, por ejemplo, tipificar los diferentes tipos de violencia de género contra niñas y mujeres o garantizar reparación a las víctimas, caso del Estatuto de Roma que da pie a la Corte Penal Internacional.

En este camino “hay mucho trabajo por hacer porque los Estados tienen el poder y la obligación” de aterrizar la jurisprudencia internacional a la nacional “pero la voluntad política no es adecuada, no se puede hablar de un compromiso real y efectivo con la protección de los derechos humanos de las mujeres y las niñas”.

Finalmente, Women’s Link dice que hay que entender que los violadores de “La Manada” no son “salvajes ni tiene que ver con una enfermedad sino que son hombres normales e hijos sanos del sistema patriarcal de dominación que pone a uso y disfrute de los hombres el cuerpo de las mujeres y sus vidas”.

 

Las agendas feministas para el cambio

Una de las críticas del movimiento feminista es que en el año 2015, cuando propusieron cambios al respecto en el Código Penal, no se les hizo caso. Al respecto, Women’s Link dice que la reivindicación de la modificación del Código Penal para que no haya diferencia entre abuso y violación “es legítima y necesaria”. Sin embargo, concluye Estefanny Molina, “creemos que a día de hoy, con el Código Penal que tenemos, si hubiera formación y perspectiva de género en la administración de justicia se podría transformar la situación de muchas sobrevivientes de violencia de genero. El quid de la cuestión es hacer una interpretación feminista y no neutral de las normas penales, que existan jueces que apliquen con perspectiva de género las normas que ya tienen. Se trata de dar formación para que haya un efecto transformador de la justicia y ésta llegue a ser justicia de género”.

Este caso marca un antes y un después en la defensa de los derechos humanos de las mujeres. Dice la abogada de Women’s Link: “Este caso y su sentencia es un punto de inflexión porque viene también desde la movilización del movimiento feminista del 8 de marzo, que puso en la palestra cuestiones como la violencia sexual y el lema ‘Yo sí te creo’. El movimiento feminista estaba pendiente de la sentencia y tuvo la capacidad de convocar a una nueva manifestación y que las calles de España se llenaran de nuevo”.

Tras la nefasta sentencia, se abre el debate sobre la obligación que tienen las leyes y las instituciones de los Estados de proteger a niñas y mujeres de todas las formas de violencia de género; y la violación sexual es una de ellas. Por todo esto, dicen desde Women’s Link que la sentencia “marcará un antes y un después en España y en el mundo. A nivel global se están denunciando y visibilizando muchas historias de violencia y acoso, con #Metoo o #Cuéntalo. Esto muestra que no se queda en el caso de ‘La Manada’ o en casos aislados, sino que es un asunto sistémico y estructural porque responde a las estructuras de poder y al sistema patriarcal de dominación de los cuerpos de las mujeres y de dominación de los hombres sobre las mujeres”.